Es importante resaltar la falta de información sobre la propia noticia, el reconocimiento del idioma Wanai en la lista de Salvaguarda Urgente de la UNESCO, en general la falta de conocimiento sobre los pueblos y comunidades indígenas de la República Bolivariana de Venezuela, al llamar al pueblo mapoyo "Tribu" y el uso del tema para descalificar una acción del Gobierno central, la Ley de reforma del IVIC. Por cierto, reforma muy esperada y solicitada. No obstante, muestra muy poca información real sobre la reforma del IVIC, solo presenta sus comentarios.
Otros elementos interesantes, para noviembre de 2014 Charito estaba augurando la quiebra de muchas empresas del Estado, cosa que no sea dado. Será, que de tantos presagios auto cumplidos por los ricos extremos del país, no han podido quebrar o corromper a Lácteos Los Andes o acabar con CANTV. Se nota que Charito no quiere hablar de como con los recursos propios, o ganancias de la CANTV, niños, niñas y docentes de aula Mapoyo ahora tiene computadoras Lap Top Canaimita.
Que alguien le explique a Charito que Tribu, es cuando una comunidad da o paga tributo a un jefe guerrero. Ese sistema político aún no se ha encontrado en las comunidad indígenas de nuestra patria. ¡¡Señor del Cielo, porque los desclasados sociales de Venezuela son tan ignorantes!! ¡¡Porqué se burla del idioma Wanai, será que cuatro hablantes (para ella) y el saber contenido en esta lengua del Mundo, no tienen importancia!!
Artículo de Charito Rojas, publicado el 25- 11- 2014
Hablando mapoyo
Charito Rojas
“Del fanatismo a la
barbarie solo media un paso”. Denis Diderot (1731 - 1784), escritor, filósofo y
enciclopedista francés.
La lengua mapoyo
acaba de ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la
Unesco. Apuesto que ustedes no tienen ni idea de qué se trata. Yo tampoco, por
eso busqué en Wikipedia de dónde era ese idioma y quiénes lo hablaban.
Pues resultó que
pertenece a un grupo indígena venezolano llamado también mapoyo, que habita en
el estado Bolívar, más allá de Caicara del Orinoco. La tribu está conformada
por 400 personas y solo 4 hablan mapoyo. La sabia Wikipedia dice: “El mapoyo o
wanai es un idioma caribe a punto de extinguirse hablado por algunas personas
en la cuenca del río Suapure. Es un idioma ergativo”. Bueno, ergativo es
el gobierno, que va ante un organismo para la cultura y la ciencia como es la
UNESCO a pedir declarar Patrimonio a una lengua que hablan cuatro (sí, 4)
personas, mientras destruyen a un verdadero patrimonio de todos los
venezolanos, como es el IVIC.
Tal parece que
nuestro instituto más científico seguirá la ruta del desastre que ya antes
transitaron Fama de América, Diana, Owens Illinois, Café Madrid, Agroisleña,
CANTV, Holcim, Hipermercados Éxito, Cada, Conferry, Venepal, Rualca, Venoco,
Sidetur, CVG, RCTV, Sidor, Hilton, Lácteos Los Andes, Johnson Controls, Cemex,
Monaca, Intercontinental Valencia y PDVSA, por nombrar solo a los más sonados y
sin meternos con los millones de hectáreas expropiadas y hoy abandonadas, con
los centrales azucareros, con los ateneos, con la Plaza Monumental de Valencia
y con aquello que sufre el toque de m…(que no es precisamente de Midas), que
convierte todo en excremento cósmico.
Este 18 de
noviembre la Asamblea Nacional aprobó en primera discusión -y luego lo
incorporaron al conjunto de decretos leyes habilitantes-, un proyecto de ley de
reforma del IVIC, con el alegato de que está “alejado de la sociedad” y
por lo tanto, hay que “refundarlo”, lo cual implica la manía del cambio
de nombre: ahora se llamará Instituto Venezolano de Ciencia, Tecnología e
Innovación (IVECIT). En los valores del nuevo organismo está la “construcción
del socialismo” (totalmente inconstitucional), politizando así un escenario en
el cual el finado había tratado de meter sus manos pero no lo había logrado,
porque más de 50 años de ciencia intimidaron su voracidad revolucionaria.
La nueva ley
introduce elementos altamente dañinos para la aséptica actividad científica que
es la razón de ser del Instituto. Cambia la regla de tener méritos para ser
director y lo convierte en un cargo de libre nombramiento y remoción, sin
consulta con la Asamblea de Investigadores, tal como señala la ley vigente. Lo
cual augura que según la costumbre del régimen, un militar pronto podría
montar sus botas en los impolutos mesones de los laboratorios.
Los investigadores podrán ser
removidos por causales como “la participación individual o colectiva en
actividades o manifestaciones que lesionen los principios consagrados en la
Constitución”.
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